Hay veces en las que una decisión puede cambiar por completo tu vida, a veces para lo bueno y otras para lo malo. En la historia que te vamos a contar hoy, el desenlace es muy positivo, y es que David Choe pasó de ser un grafitero con pasado delictivo a un multimillonario y artista reconocido gracias a la oportunidad que le brindó Facebook en 2005.
Hoy en día el nombre de Facebook es reconocido en todo el mundo, pero hace casi 20 años, tan solo se trataba de una pequeña start-up en un mundo donde las redes sociales todavía no eran gran cosa. Y cuando Sean Parker, uno de los miembros iniciales de la compañía, le ofreció a Choe la oportunidad de pintar un mural en la sede de la compañía en ese momento, el artista no estaba muy convencido.
Incluso ha llegado a reconocer que al principio le parecía «una idea ridícula y sin sentido», pero que a la larga sin ninguna duda se convirtió en el negocio de su vida.
Facebook le cambió la vida
Y es que Choe nació en los barrios bajos de Los Ángeles (EEUU), su juventud no fue sencilla, marcada por problemas con las autoridades por asaltos violentos y escándalos públicos, a lo que hay que sumar los excesos de drogas y alcohol además de sus problemas con el juego.
Pero su talento artístico se imponía sobre su complicada vida personal, y a pesar de vivir una vida de excesos, Choe hacía exposiciones de sus obras y era contratado para diversos trabajos, por lo que vivía bien.
Es porque tenía esta estabilidad económica, por la que se tomó la decisión más importante de su vida y más exitosa. Ya que cuando Facebook le ofreció decorar con sus grafitis las paredes de la sede de la compañía, le ofrecieron dos métodos de pago, en efectivo o con acciones de la compañía.
Hoy en día la decisión es más sencilla, pero por aquel entonces Facebook no era ni una quinta parte de lo que es hoy, por lo que entre el 01 y 0,25% de las acciones de Facebook no parecía ser gran cosa. Choe aceptó las acciones porque como ha explicado en el pasado, en ese momento tenía dinero y vivía bien.
Con el paso de los años, y cuando Facebook salió a bolsa, este paquete de acciones que había servido como pago pasó a valer 200 millones de dólares, lo que supone la mayor remuneración por una obra de arte en la historia.
De esta manera y sin esperarlo, Choe se convirtió en millonario por una buena decisión además de ser reconocido como el artista que hizo los murales de Facebook, haciendo que muchas otras puertas se le abriesen.
Fuente: https://www.eleconomista.es